Chile: Desigualdad social y económica en el marco de la pandemia

Lic. Javiera Núñez
El 18 de octubre del año pasado Chile fue el escenario de manifestaciones sociales violentas a
raíz del alza del boleto del transporte público; saqueos, incendios, bombas lacrimógenas,
desastre. La respuesta del gobierno fue decretar estado de emergencia, toque de queda y
colocar militares en las calles.
Se suspendió el alza del boleto del transporte público pero el daño ya estaba hecho: algunas
ciudades destrozadas, se suspendieron las clases y hubo paro en puertos y cortes de carretera.
Aun así, las manifestaciones continuaban y Sebastián Piñera, actual Presidente de Chile,
expresó: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada
ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia sin ningún límite, incluso cuando significa la
pérdida de vidas humanas, con el único propósito de producir el mayor daño posible”.
Este estallido social es la respuesta del pueblo a una desigualdad cada vez más grande, según
el índice de Gini – mide la desigualdad- Chile tiene un 0,47, se encuentra por delante de
México 0,46, EEUU y Turquía 0,39. “el 1% más adinerado del país se quedó con el 26,5% de la
riqueza en 2017, mientras que el 50% de los hogares de menores ingresos accedió solo al
2,1% de la riqueza neta del país” (Branko Milanovic para https://www.bbc.com).
A su vez Chile enfrenta un conflicto en sus orígenes: el pueblo mapuche, que no parecen tener
cabida en el modelo europeo de este país que no hace más que desplazar la cultura indígena,
su lengua autóctona (mapudungun) además de ser desplazados físicamente por intereses
económicos; el Estado cedió tierras para la agricultura, deforestación mediante y la industria
láctea, una vez más mostrando que la balanza se inclina hacia el capitalismo. Hoy en día los
mapuches ya no creen en las promesas del Estado, ya no confían, luchan no solo por la
inclusión y sus tierras sino por cesar la explotación desmedida de los recursos naturales.
Desde marzo de este año el sueldo mínimo del chileno es de U$S 416 aproximadamente, la
tasa de desocupación es de un 11,2%, la cifra de desempleados asciende a un 35,1%. A fines
del mes de julio se aprobó el retiro anticipado de hasta un 10 % de los ahorros de la jubilación
de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) con el fin de ayudar a los más
damnificados por la pandemia. Pareciera que la respuesta del estado está siempre demorada,
el 11 de marzo se declaró la pandemia por el COVID-19, el día 26 de ese mismo mes el
Gobierno puso en cuarentena a la comuna de Santiago, y más tarde en casi todo el país, el
mes pasado se comenzó a levantar la cuarentena en algunas zonas.
Esta pandemia no hizo más que exacerbar la desigualdad de este país, tuve la oportunidad de
entrevistar una Técnica de enfermería que se desempeña en una de las clínicas más
importantes de Chile, con sucursales en Vitacura, La Dehesa, Chicureo y Maitencillo, algunos
de los barrios más caros del país; La técnica contestó algunas de mis preguntas y relató cómo
se vive y se trabaja en Chile en tiempos de pandemia:
Javiera Núñez: ¿Hace cuánto trabajas en esta clínica?
Técnica Enfermera: Hace 7 años
JN: ¿qué piensas sobre el manejo de la pandemia en Chile?
TE: Se tomaron buenas decisiones, pero tardías, el Gobierno tuvo que decidir entre el
capitalismo y la salud. Hay necesidad de trabajo, las soluciones que da el Gobierno no
solucionan nada, la gente tiene que trabajar, tiene que comer.
A finales de Julio el país estaba mal, los hospitales públicos saturados y clínicas también. Había
miedo generalizado.
En lugares sin contagio se pudo haber prevenido su contagio posterior realizando la
cuarentena antes de infectarse.
La gente no cree en el Gobierno y por eso no hace caso de las medidas preventivas; el chileno
es porfiado y hasta que no le toca no entiende.
Murieron jóvenes en hospitales públicos, por negligencia más que nada. Por no atenderlos, por
no dar cobertura. En Concepción falleció un joven por pura negligencia, lo mandaron a su casa,
al igual que en el caso de Puente Alto. No les daban importancia a los jóvenes. En una clínica
privada pudo haberse hecho algo más ya que están los medios.
En la clínica donde trabajo hay un ECMO es una máquina que trabaja por los pulmones, el
paciente descansa sus pulmones ya que la maquina trabaja por ellos y sana rápidamente. La
salud pública no da abasto.
La torre donde trabajo al principio eran 4 pisos donde era para pacientes de covid 19, luego
dos y ahora parece que se va a pasar a habilitar las 4, porque al levantarse la cuarentena se
presume que habrá una suba de casos de coronavirus. Se hizo una unidad de cuidados
intensivos exclusivamente para pacientes con COVID-19.
Es increíble que de repente en un hospital público, no se hubieran salvado las personas
mientras en una clínica privada se sabía que saldrían sanos. Los públicos dependen del Estado,
hay una brecha muy grande en la vivencia de un paciente de un público a un privado.
En mi trabajo no me tocó ver gente que no esperara la muerte de un familiar, murió gente
vieja, abuelos, crónicos, asmáticos.
JN: Cuando hay sospechas de que un paciente tiene COVID-19 ¿cómo se procede?
TE: En las Clínicas hay más recursos, habitualmente a alguien con síntomas se le toman las
muestras. En otros casos no, en los hospitales públicos, tenía que ser evidente la
sintomatología, sino se mandaban igual para la casa aún con síntomas ya que no eran
evidentes de coronavirus.
JN: ¿Cuánto tarda en obtenerse el resultado de la toma de muestra?
TE: Se demora entre unas 4 horas a 8 actualmente, pero al principio, en tiempo de brote,
demoraba entre 4 a 7 días tanto en clínicas como en hospitales, ahora no, la salud pública
demora menos también.
JN: ¿Qué pasa si el paciente fallece y debe realizarse una toma de muestra postmortem?
TE: Se hacían pruebas, pero encarece el costo y riesgo, se decidió que los fallecidos que
tuvieran patologías parecidas al covid 19, tomarlos por contagiados y tratarlos como tal.
JN: ¿Permiten el retiro del cuerpo antes de tener el resultado?
TE: Si, se entierra como covid positivo y luego se contabiliza.
JN: ¿permiten el reconocimiento del cuerpo por parte de un familiar? ¿Se le brinda equipo de
protección?
TE: No, la familia no podía pasar y la capilla no estaba habilitada para personas, solo se
dejaba en la capilla el cuerpo como punto de encuentro con la funeraria que se encargaba del
entierro. Pero no para que la familia se despidiera.
JN: ¿Cuál es el protocolo que deben cumplir las funerarias al realizar el retiro de un cuerpo?
TE: nosotros preparamos al paciente para la funeraria, rociamos el cuerpo envuelto en telas o
sábanas con amonio cuaternario, lo taponamos con algodón embebido en amonio. Y luego se
metía en la bolsa mortuoria. Luego lo ponen en una caja metálica para llevar a la capilla y
luego a la funeraria.
Al principio no se recibía nada ni objetos ni despedirse la familia, al trasladarse a la
capilla en la caja cerrada se despedían así no más. Antes nosotros vestíamos a los difuntos.
JN: ¿Los hospitales exigen rapidez en el retiro del cuerpo?
TE: Si, por que el cuerpo que comienza a emitir gases puede comenzar a contagiar y se
apuran los tramites también.
En esta breve entrevista puedo ver reflejada la desigualdad en muchos sentidos, económico ya
que un paciente con los medios necesarios puede ir a una clínica privada y tener un cierto
grado de certeza que saldrá recuperado mientras que en un hospital público
desafortunadamente no; al joven paciente de un Hospital público no se le atendía de la misma
forma que a una persona de más edad.
Me llama poderosamente la atención el hecho de que la capilla, antes un lugar de reunión y
oración, en la pandemia se convirtiera en el puente entre la clínica y la funeraria, así como el
hecho de que el cuerpo sea depositado en una caja metálica que servirá como recipiente del
cadáver hasta su salida del hospital o clínica.
Al día de hoy Chile tiene 425.541 casos confirmados acumulados, 1.263 casos nuevos, 16.129
personas cursando la enfermedad, 397.730 personas se han recuperado y 11.682 personas
han fallecido por el COVID-19. (www.minsal.cl).-
11.682 personas han fallecido por el COVID-19. (www.minsal.cl).-