Investigación

EMPATÍA DESDE EL MÁS ALLÁ.

Javiera Núñez

Estamos en una época donde es imprescindible generar un cambio para recuperar el
daño que le hemos provocado al planeta y cultivar la empatía.
La industria funeraria, al igual que las demás industrias, genera desechos por lo tanto
puede y debe cambiar su forma de proceder para colaborar con el medio ambiente.
Distintos emprendimientos y proyectos del rubro apuntan a un futuro amigable con el
medio ambiente y empático.
Luego del fallecimiento de una persona hay elementos que se pueden reciclar y hasta
reutilizar para generar un menor impacto medio ambiental e inclusive mejorar la
calidad de vida de los más necesitados.
Cuando se crema a una persona fallecida, todos aquellos elementos metálicos que
durante su vida se incorporaron a su cuerpo, como implantes dentales, prótesis,
marcapasos, desfibriladores, etc. son desechados o acopiados sin darle un uso
provechoso.
La ONG Orthometals se dedica a reunir los desechos metálicos de funerarias de más
de 15 países para su posterior reciclaje recuperando así más de 200 toneladas al año.
Cada féretro permite el reciclaje de hasta 2 kg de metales, clavos, tornillos, bisagras,
argollones, inclusive implantes dentales, prótesis de cadera u hombros del cadáver
componen este peso. Los metales son clasificados y vendidos para ser fundidos y
transformarse en materia prima; las ganancias son destinadas a obras benéficas. Los
metales reciclados por Orthometals no son vendidos a la industria médica, pero existe
otra compañía estadounidense que, si provee a la industria médica, Implant Recycling.
No sólo metales pueden reciclarse sino que aparatos clínicos como los marcapasos
pueden esterilizarse y reutilizarse; el precio de estos aparatos asciende hasta
U$s4.000 por lo cual personas carenciadas no podrán tener acceso a ellos, por este
motivo existen organizaciones como Peace4life del Reino Unido que se encarga de
acopiar marcapasos para reutilizarlos en India o la Fundación Corpore Sanus (de la
cual soy co-fundadora y presidenta), que opera en Uruguay y se encuentra en la
búsqueda de un laboratorio o equipo médico para reacondicionar estos aparatos y

distribuirlos en Farmacias Populares en Chile. En Estados Unidos hay interés por este
tipo de proyectos como es el caso de Project my heart your heart de la Universidad
de Michigan quienes probaron exitosamente la implantación de marcapasos de
segunda mano en 75 pacientes; de estudios anteriores afirman que la tasa de infección
es menor del 2%, similar a la implantación de un aparato nuevo.
Es importante destacar que los marcapasos reutilizados deben tener más del 70% de
batería.
Además de marcapasos, pueden reutilizarse prótesis de piernas como promueve la
ONG Stand with hope. Aquellas personas que por diferentes motivos no tienen
algunas de sus extremidades, durante su vida y crecimiento van acopiando prótesis
que el día de maña solo serán desechos o quedaran como un recuerdo doloroso para
su familia por lo que esta ONG los desarma para enviarlos a Ghana donde se
reensamblan y se brindan a personas carenciadas que podrán mejorar su calidad de
vida. Esta ONG no solo ayuda a personas con dificultades físicas, sino que les da
trabajo y un propósito a los reclusos del Centro penitenciario del Condado de Metro
Davidson, son ellos quienes desarman las prótesis para su posterior reutilización,
generando así un círculo de ayuda y empatía trans continental.
No sólo los elementos ajenos al cuerpo pueden tener un uso luego del deceso de una
persona, sino que el propio cuerpo puede tener un final ecológico, ayudar al cuidado
del planeta y a restaurar el daño provocado por todos nosotros. Los huesos están
compuestos por un tipo de fosfato de calcio, sulfatos y potasio, es decir, un fertilizante
que puede ser usado en la tierra y en el agua. Es una hermosa metáfora que la muerte
genere vida y que nuestro ser querido se proyecte en un árbol que quedará para la
posteridad y que ayudara al planeta, es sabido que los árboles transforman el dióxido
de carbono en oxígeno, necesario para la vida de todos nosotros. Las cenizas están
libres de toxinas ya que el horno crematorio filtra las mismas, sin embargo, el proceso
de cremación tradicional genera dióxido de carbono, elemento responsable del efecto
invernadero, por lo cual plantar un árbol podría de alguna manera retribuir el daño que
genera la cremación. Aquellos que deseen generar una huella menos contaminante
puede ser cremados con agua, liquidificación/hidrolisis alcalina o Resomation en inglés;
el cuerpo se coloca en una cámara presurizada con agua e hidróxido de potasio o
carbono a altas temperaturas, el líquido generado se filtra varias veces antes de
terminar en el desagüe. El cuerpo se descompone en tres horas, sólo quedan los
huesos; las prótesis y elementos metálicos se retira, los huesos son pulverizados para

dárselos a la familia. Este método es silencioso y amigable con el medioambiente. Otro
destino que no sólo genera una mínima huella en el medio ambiente, sino que lo
favorece es el emprendimiento Recompose; el cuerpo, a los que previamente se les
retira marcapasos y prótesis, se coloca en un nicho hexagonal con alfalfa, paja y
astillas de madera, se incorporan microbios que aceleran la descomposición y se
cierran. La descomposición no solo destruye el cuerpo sino los posibles agentes
patógenos. De este método se obtiene un metro cubico compost que se puede utilizar
ya sea en el jardín familiar o si se dona servirá para plantas y árboles. Washington ya
aprobó una ley que permite y apoya este proceso que propone Recompose. Coeio, una
empresa estadounidense, creó un traje de materiales nobles que aceleran el proceso
natural de descomposición apuntando a generar el menor impacto medioambiental. La
empresa Limbo se caracteriza por brindar artículos fúnebres biodegradables y
amigables con el medio ambiente. Limbo brinda varios productos, pero uno de los más
recientes y que me parece generarían un gran cambio es el de “Hermetic NOZn”, en
algunos países como Chile o Argentina se exige el cierre hermético con chapa de zinc,
un elemento altamente contaminante, el “Hermetic NOZn es una bolsa biodegradable
hermética que cumple con la normativa para traslado de difuntos por vía terrestre o
aérea. Por sus características sustituye el uso del zinc por ser una alternativa más
ecológica, incinerable, ligera y de fácil manejo” (https://www.limboeurope.com/). Sus
materiales son biodegradables e incinerables. Puedo concluir que es necesario para
todos cambiar nuestro estilo de vida, pequeños cambios generan una gran diferencia,
no por la tradición se debe postergar el avance de la industria fúnebre, se puede optar
alternativas menos contaminantes, se puede donar todo aquello que es útil para otras
personas, las pastillas que no se alcanzaron a consumir por el fallecimiento temprano
pueden ayudar a otro, las prótesis o marcapasos pueden mejorar la calidad de vida de
los demás.
Espero que las funerarias privilegien el bien común, abran su mentalidad e innoven sus
servicios. Las familias obviamente no pedirán una bolsa biodegradable o un traje que
acelere la descomposición del cuerpo, las personas están en una situación límite, son
las empresas fúnebres las que deben brindar un servicio o utilizar productos
biodegradables o dar opciones amigables con el medioambiente, ¿por qué si todo
avanza, si todo se profesionaliza, el rubro está estancado? ¿Por qué no poner nuestro
granito de arena optando por materiales nobles o de bajo impacto medio ambiental?
¿Por qué no proponer la donación de pastillas, prótesis, aparatos clínicos, sillas de
rueda, muletas, etc. a organizaciones benéficas?

Quisiera contarles una anécdota; una familia sabía que el familiar recientemente
fallecido, quería donar su cuerpo a la Facultad de medicina, me comuniqué con el
encargado de la cátedra de anatomía, me facilitó un formulario que permite a los
familiares más cercanos donar el cuerpo de la persona fallecida, este gesto es esencial
para la formación de profesionales, sin embargo los directores de la funeraria me
dijeron que no diera esta opción a las familias pues el servicio descendería su valor,
ahora digo y quizás peque de idealista, y sé que es un negocio, pero si se tiene la
oportunidad de ayudar a los demás, se debe hacer. Me parece poco ético que se
privilegie las ganancias de la Empresa sobre el bien común. Espero que no todas las
funerarias tengan este proceder capitalista y que puedan pensar en las familias y en
todos nosotros, que no teman a innovar, que decidan hacer el cambio, y, qué si está
en sus posibilidades, ayuden al prójimo.

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Javiera Nùñez

Uruguaya. Soy Licenciada en Artes Plásticas y Visuales, egresada de la Facultad de Bellas Artes en Uruguay. Asesora de servicios fúnebres, especialista en ceremonia exequial, tanatopractor, auxiliar forense en técnicas de autopsias y toma de muestras.

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