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Hacia un mundo secularizado – ¿Así serán los funerales del futuro? Ya lo hacen en Suecia.

En el país nórdico es cada vez es más frecuente no realizar ningún ritual funerario cuando una persona muere. ¿Se trata de un reflejo de hacia dónde se dirige la sociedad occidental?

“Pues no creas que no lo he pensado nunca, pero no me importaría montar una funeraria, porque muertos va a haber siempre”. Es una broma bastante macabra que quizá hayas oído en boca de un amigo en alguna ocasión o que incluso hayas dicho tú, y no os falta razón. Los ritos funerarios son, al fin y al cabo, una de las cualidades que nos distinguen del resto de animales del mundo. Desde que evolucionamos y tuvimos constancia de nuestra existencia mortal en este planeta, comenzamos a enterrar a nuestros seres queridos.

Mucho han evolucionado los ritos y las tradiciones según las civilizacionesLos antiguos egipcios enterraban a los suyos con todas sus riquezas, esperando que en el Más Allá sus corazones pesasen menos que plumas. Los vikingos tenían varios rituales, aunque sin duda el más famoso es aquel con el que introducían al difunto en un barco mar adentro y lo incendiaban con flechas en llamas. Y no hay que remontarse tanto, en la actualidad existen distintas maneras de honrar a los muertos para que encuentren su camino a la otra vida. La etnia caviteña, que vive cerca de Manila, entierra a sus muertos en el tronco de un árbol ahuecado, y en Ghana en ataúdes que representan sus trabajos, deseos o alguna pertenencia material apreciada. Desde formas de coches a peces, cualquier idea es posible.

Cuando decimos un último adiós a un ser querido no estamos acostumbrados a que las palabras no sean tristes y melancólicas. Las de esta familia son para recordar

Sin embargo, ¿puede que los ritos funerarios tengan los días contados? Según informa la profesora Anne-Christine Hornborg en ‘The Conversation’, el número de personas que entierran a sus familiares muertos sin ninguna ceremonia oficial está aumentando rápidamente en Suecia, de menos del 2% hace una década al 8% este año. En muchas ciudades grandes los cuerpos de aproximadamente una de cada diez personas fallecidas son transferidos directamente del hospital a un crematorio, y las cenizas a menudo son dispersadas o enterradas por el personal en parques conmemorativos anónimos.

El problema de la secularización – Una explicación plausible es el hecho de que Suecia es uno de los países más laicos del mundo, y esto parece ser en los últimos tiempos más bien la regla y no la excepción. Europa se seculariza a pasos agigantados, por lo que quizá vivamos en nuestras propias carnes un proceso similar dentro de poco tiempo. Para todos los ateos, los rituales en torno a la muerte probablemente carecen de sentido, igual que las bodas religiosas o los obituarios en forma de cruz. Los funerales están sufriendo un proceso de transformación, propio del cambio de los tiempos. Si bien la mayoría se siguen llevando a cabo en la iglesia, algunos optan por ceremonias no religiosas donde se cantan canciones pop o baladas que gustaban al difunto, en lugar de himnos religiosos tradicionales.

En Suecia han aumentado en la última década los entierros sin ninguna ceremonia, probablemente porque es uno de los países más laicos del mundo. Sociológicamente hablando, hay un problema cuando la civilización se precipita hacia la secularización absoluta. Si un exceso de creencia religiosa conduce al fanatismo, lo cual es muy peligroso, el ateísmo conduce a algo bien diferente pero igual de alarmante: el individualismo. En ausencia de un dios y una vida futura, nosotros mismos y nuestro ahora (carpe diem) se vuelven lo más importante. “Compra este coche ahora. Disfruta de estas vacaciones, ahora o nunca”, y la lista sigue. El Antropocentrismo absoluto, que es el mal que aqueja a los países desarrollados frente a los subdesarrollados. No es casualidad que en Corea del Sur, actualmente uno de los países más avanzados de Asia, los suicidios sean tales que se haya inventado una forma de que la gente “mire a las estrellas y considere cuán grande es su problema”: fingir su propio funeral para comprobar cuánta gente lo echaría de menos.

Por volver a Suecia, los estudiantes que se gradúan de secundaria están convirtiendo ese momento en un ritual cada vez más importante, al igual que las ceremonias de nombres no religiosos para bebés (¿cómo las llamaríamos? ¿Bautizos civiles?). En 2000, el 72% de los bebés suecos fueron bautizados en comparación con el 42% en 2010. No es, por tanto, que los rituales hayan desaparecido, pues como seres humanos jamás podremos librarnos de ese espíritu de celebración intrínseco en nosotros, sino más bien que están cambiando.

El futuro de los funerales

Con estos nuevos rituales centrados en la vida actual y no en el Más Allá, no sorprende que muchos suecos sean enterrados sin ninguna ceremonia (generalmente solicitan que sus restos se extiendan por algún lugar con el que, en vida, sentían una conexión especial). En muchos de estos casos, el fallecido solicita tal entierro porque no quiere dar trabajo adicional a sus familiares, se trata de una decisión financiera o incluso puede estar relacionado con el hecho de que Suecia tiene el mayor número de personas que viven solas en el mundo.

En el futuro quizá las prácticas funerarias sean más altruistas, por la importancia que el ecologismo tiene actualmente en nuestras vidas

¿Puede convertirse en una práctica estándar en el resto del mundo? Es pronto para decirlo, pero por ahora es poco probable. Hay que tener en cuenta, por otro lado, la importancia vital que el ecologismo comienza a tener en nuestras vidas. Los entierros orgánicos se barajan en la actualidad como forma de entierro altruista con el planeta frente a tanto individualismo: se trata de las Cápsulas Mundi, una obra de los diseñadores Anna Citelli y Raoul Bretzel que consiste en una cápsula para depositar, de manera biodegradable, los restos del difunto, que se convertirán en nutrientes para un árbol que crecerá en el futuro. Un producto novedoso y que sin duda tendrá éxito en un futuro cercano.

Frente a todo eso, queda otra duda propia de la generación millennial: qué hacer con tus redes sociales (que, al fin y al cabo, son una parte más de ti) cuando falleces. Desde borrarlas por completo para que su existencia termine cuando lo hace tu estancia en este mundo, a conseguir lo que todavía la ciencia no ha hecho: la eternidad, convirtiéndolas en cuentas conmemorativas o espacios para el recuerdo donde podrás publicar tu despedida digital. Todas son maneras de abandonar este mundo mientras esperamos conquistar el último territorio que al hombre le queda por dominar: la muerte.

Fuente: El Confidencial.

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