Latam

PERÚ, Covid-19 no para de crecer.

A la fecha, el Perú registra unos 13 mil casos acumulados de esta enfermedad,
que se refleja en una tasa de 40,5 decesos por cada 100 mil habitantes.

El Comercio – Perú

Ica, Áncash, Madre de Dios y Apurímac se ubican entre las 10 regiones con más
altos índices de mortalidad en el país. En julio, la ratio de víctimas mortales en
Madre de Dios subió un 167%.
La incidencia de la mortalidad por el coronavirus en el país sigue en ascenso. A la
fecha, el Perú registra unos 13 mil casos acumulados de esta enfermedad, que se
refleja en una tasa de 40,5 decesos por cada 100 mil habitantes. Esta proporción está
entre las diez más altas del mundo, según el Coronavirus Resource Center de la
Universidad Johns Hopkins (EE.UU.).
El Ejecutivo reconoció en los últimos días que existiría “un desfase” en el número de
decesos ocasionados por el virus, lo que supondría un impacto de la enfermedad aún
mayor. El presidente del Consejo de Ministros, Pedro Cateriano, señaló el sábado que
el Gobierno buscará sincerar la cifra de fallecidos.
Escenario actual
¿Cuál ha sido la evolución de las muertes por COVID-19 desde la puesta en vigencia de
la cuarentena focalizada? Si bien Lima, Piura y La Libertad encabezan la lista de
regiones con más casos acumulados, este escenario cambia cuando se analiza la
mortalidad ajustada por el nivel de población que vive en cada localidad.
De esta forma, cuatro de las siete regiones que aún continúan en cuarentena general
(Ica, Áncash, Madre de Dios y Arequipa) están entre las diez con más muertes por
cada cien mil habitantes. La lista general es encabezada por Lima Provincias e Ica, con
70 decesos por cada 100 mil habitantes, muy por encima del promedio nacional
(40,5).
Sin embargo, el avance de este indicador también ha sido notorio desde el 1 de julio
pasado. Mientras que la tasa promedio del país pasó de 30,1 a 40,5, los repuntes más
altos se observan en Arequipa, Ica y Madre de Dios.

En esta última, el índice aumentó en 167% en comparación con finales de junio, ya
que subió de 18,4 a 49,5 decesos por cada 100 mil habitantes. Por otro lado, la tasa
de Ica varió de 50,1 a 70 fallecimientos; y en Arequipa, de 17,2 a 36,5.
Este indicador también se incrementó en Junín, Áncash y Huánuco. En lo que va de
julio, la primera región pasó de 10 a 20 fallecidos por cada 100 mil personas; mientras
que la segunda varió de 40 a 50.
Factores detrás
¿A qué se debe el repunte de víctimas por COVID-19 incluso en regiones con movilidad
restringida? Para Julio Cachay, infectólogo de la clínica Ricardo Palma, se debe, en
parte, a que la cuarentena no se ha cumplido de forma estricta en esos lugares, lo que
ha facilitado la transmisión. Esto incidió en la subida de casos y la saturación de los
servicios hospitalarios.
En este aspecto coincidió Ernesto Gozzer, especialista en salud pública de la
Universidad Cayetano Heredia. Añadió que hubo menos horas para que la población
pudiera realizar sus actividades, lo cual facilitó las aglomeraciones y causó más
contagios.
“Existe una idea de que la gente no hace caso y hay que ponerles una hora temprana
para que retornen a sus casas. Lo que se busca con las medidas es reducir las
oportunidades de transmisión; si no funcionan, hay que modificarlas”, opinó.
Gozzer resaltó que el aumento de la mortalidad también se relaciona con la falta de
acceso oportuno de las personas al sistema de salud.
“Hay un estudio de un grupo de Cayetano Heredia que muestra que la demora en
buscar atención influye en la mayor mortalidad. Eso no depende de la persona, que
busca, pero no encuentra, sino que el sistema de referencia no está funcionando
adecuadamente”, explicó.

¿A qué se debe el repunte de víctimas por COVID-19 incluso en regiones con movilidad
restringida? Para Julio Cachay, infectólogo de la clínica Ricardo Palma, se debe, en
parte, a que la cuarentena no se ha cumplido de forma estricta en esos lugares, lo que
ha facilitado la transmisión. Esto incidió en la subida de casos y la saturación de los
servicios hospitalarios.
En este aspecto coincidió Ernesto Gozzer, especialista en salud pública de la
Universidad Cayetano Heredia. Añadió que hubo menos horas para que la población

pudiera realizar sus actividades, lo cual facilitó las aglomeraciones y causó más
contagios.
“Existe una idea de que la gente no hace caso y hay que ponerles una hora temprana
para que retornen a sus casas. Lo que se busca con las medidas es reducir las
oportunidades de transmisión; si no funcionan, hay que modificarlas”, opinó.
Gozzer resaltó que el aumento de la mortalidad también se relaciona con la falta de
acceso oportuno de las personas al sistema de salud.
“Hay un estudio de un grupo de Cayetano Heredia que muestra que la demora en
buscar atención influye en la mayor mortalidad. Eso no depende de la persona, que
busca, pero no encuentra, sino que el sistema de referencia no está funcionando
adecuadamente”, explicó.

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